lunes, 9 de marzo de 2015

GUATEMALA : LA ANTIGUA (2)







 Bien, vamos a continuar nuestro viaje al pasado y presente de La Antigua Guatemala.

Para ello, nada mejor que reponer fuerzas en alguno de los restaurantes que nos abren sus puertas, invitándonos a deleitarnos con sus menús, a la vez que descansamos y disfrutamos de la belleza del entorno.

Recuerdo varios, pero uno en especial, que se encuentra situado muy cerca del museo del Jade.

Se trata de un lugar muy acogedor, con un patio interior alrededor del cual encontramos dispuestas las mesas.

  Una vez repuestas las fuerzas, sigamos con nuestro recorrido por la historia, tenemos mucho por ver aún, así que pongámonos en marcha.

  Iglesia de San Francisco el Grande.

Junto a la iglesia se encuentra la entrada a un museo y ruinas del complejo.

 Podremos visitar las ruinas, el museo y la biblioteca, de martes a domingo de 9:00 a 16:30 h. 

 La iglesia tiene un horario más amplio, generalmente hasta las 19:00 h.
Se encuentra al inicio de la Calle de los Pasos, que cuenta todavía con las estaciones del Via Crucis, a unas cinco calles al sureste del Parque Central.


 Esta iglesia fue construida en 1542 y sufrió daños considerables en 1565 por los movimientos sísmicos de la época.
Nuevamente fue reconstruida en 1579, siendo una edificación circundada por una muralla con almenas en las que, tanto el Templo como el Convento, sufrieron daños considerables por el terremoto ocurrido en 1773.
 
 Es conocida bajo el nombre de Conjunto Monumental de San Francisco el Grande y comprende atrio, templo, capilla, claustro, museo y biblioteca.



 En el templo aún se celebran misas los domingos.

La entrada al amplio atrio puede hacerse por dos puertas :

 Por el Portal de San Buenaventura, situado al norte, es decir, por las ruinas de lo que fue la Capilla de la Concepción.

 En la actualidad se conoce como Jardín del Santo Hermano Pedro, en donde se colocó en su memoria, una escultura de bronce fundido.

  Portal de San Francisco situado al oeste, que es notable por sus hermosas columnas salomónicas almohadilladas.


  Una vez en el atrio, quizá el de mayor tamaño de La Antigua Guatemala, podremos ver la fachada principal del templo que muestra doce nichos con sus respectivas imágenes.

 La Iglesia cuenta con todas las imágenes propias de la fachada exceptuando las dos primeras junto a la puerta cuyas hornacinas permanecen vacías..

 En los puestos alrededor del mismo se pueden adquirir artesanías, telas típicas y dulces. 

Este monumento es parte obligatoria del recorrido por La Antigua Guatemala.

 Las dimensiones de este conjunto alcanzan las proporciones de una catedral.


En la distancia es fácil confundirse con el tamaño de la edificación.

 La mejor referencia para hacernos una idea de su magnitud es que cada imagen de su fachada sobrepasa el tamaño de una persona, es decir, en cada hornacina caben dos personas.

Dicho de otra manera, desde el suelo hasta la cruz central de lo alto, la iglesia equivale a un edificio de unos 14 o 15 pisos.

  El Conjunto llegó a albergar a más de cien religiosos y se impartían cátedras de filosofía, teología y cánones de la Iglesia.


   En ella  se encontraba también la segunda imprenta de Guatemala.

En su interior, al cual se accede por una puerta lateral, se conservan unos hermosos retablos barrocos con figuras mixtilíneas, todos ellos laminados en oro.

 También encontramos la capilla que conserva el cuerpo del Santo Hermano Pedro de San José de Betancur.

El Beato Pedro de San José Betancur nace en Vilaflor de Tenerife el 21 de marzo de 1626 y muere en Guatemala el 25 de abril de 1667.

  El 20 de abril de 1667, ya enfermo de gravedad, en el Hospital de Nuestra Señora de Belén, el Hermano Pedro dictó y firmó su testamento. 

En el que pidió de caridad que se le enterrara en la Iglesia del Señor de San Francisco El Grande, en el lugar de sepultura de los religiosos de la Tercera Orden. 

El Hermano Pedro murió el 25 de abril de 1667.
En el interior de la iglesia podemos visitar el museo del Santo Hermano Pedro donde se exhiben reliquias, ropa y objetos que él utilizó.
  Este Templo actualmente se encuentra parcialmente reconstruido.

Convento Santa Clara :

Fundado para el refugio de las monjas Clarisas, este convento fue construido durante los primeros años del siglo XVIII.

 En su interior puede admirarse la doble arquería de proporciones excelentes que rodea el espacioso claustro.
La fachada de este templo, ricamente decorada en estuco por la parte interior del convento, siendo diseñada para ser vista desde adentro por las monjas Clarisas, que al ser de clausura, nunca salían a la calle.

Parque y Tanque La Unión

Este parque se encuentra a tan solo tres calles del Parque Central hacia el sureste, justo frente a la Iglesia y Hospital del Hermano Pedro.

 Fue inaugurado en 1853, teniendo que ser reconstruido en 1979 y se conserva hasta la fecha.

 Su función era proveer de agua para lavar la ropa en los tiempos coloniales, ya que no todos los hogares contaban con un lugar adecuado para esta tarea y sólo las más grandes lo poseían.


  Sin embargo, existían lavaderos públicos donde se solía acudir, no sólo a lavar la ropa, sino que también cumplían una función social, pues era un centro para conversar sobre lo que acontecía en el reino.

Era todo un centro social como lo son hasta la fecha los lavaderos de los pueblos, siendo un punto de reunión y comunicación.

 El lavadero más conocido en la actualidad es el Tanque de la Unión, al cual aún llegan personas a lavar y parece como si el tiempo se hubiera detenido.

El Parque consta en bancos para el descanso y una zona ajardinada con palmeras.

  Al igual que la zona frente a la Catedral de San José, suele ser el punto de partida de carretas tiradas por caballos que recorren toda La Antigua.

 La zona del lavadero es la parte más fresca y sin duda posee una atmósfera romántica bajo sus arcos, de estilo neoclásico, hace que sea la zona preferida por los enamorados.

  El nombre original del parque era el de Plaza de la Unión, pero en 1925, cuando se llevó a cabo el Congreso Unionista de Centroamérica se le cambió a Parque y tanque de la Unión.

Finalmente se colocó la cruz, regalo de España, que se encuentra en el centro del parque.


 Ruinas del Convento de la Concepción

Las Ruinas del Convento de la Concepción son la última edificación religiosa que se encuentra al salir de La Antigua.

Las hallaremos entre las calles 4ª Calle Oriente y Calle del Hermano Pedro, justo en la esquina. Son de gran tamaño.

Su historia no fue tan continua como lo fueran las de otras órdenes religiosas.

 El terreno donado por el obispo Francisco Marroquín alrededor de 1563, tuvo como fin principal ser sede de un convento.

 Aunque pasaron 14 años antes de que el grupo de autoridades religiosas propiciara la llegada de algunas monjas de la orden de la Inmaculada Concepción a Guatemala, con el objeto de iniciar el convento.
La labor de las cuatro religiosas comenzó a dar sus frutos un año después, ingresando una integrante más entre su grupo, convirtiéndose así en la primera religiosa guatemalteca.

De hecho, el convento se caracterizó por ser el primer convento para mujeres.
El templo se inauguraría en 1729, 166 años después de los planes iniciales del Obispo Francisco Marroquín.

 Según crónicas de la época, se multiplicó el número de las integrantes, alcanzando a tener 103 monjas, 140 pupilas, 700 criadas y 12 beatas.
El convento original fue destruido por los terremotos que castigaron a la ciudad colonial. En 1774 el convento fue abandonado.

Hoy en día se pueden apreciar las ruinas y admirar esa magnificencia propia de la época.





Museo de Arte Colonial

  El horario de visitas es el siguiente :

Martes a viernes de 9:00 a 16:00 h.
Sábado y domingo de 9:00 a 12:00 h y de 14:00 a 16:00 h.
 Los domingos la entrada es gratuita. En los días restantes los estudiantes con uniforme entran gratis.
Aquí dejo el enlace para mayor información.
 http://www.museoscentroamericanos.net/guatemala_museos/arte/arte_colonial.html

 Lo encontramos situado frente a las ruinas de la Catedral de San José, a pocos metros del Parque Central al sureste, en la 5ª, Calle Oriente Nº5, en el edificio que albergó a la Universidad de San Carlos de Borromeo.

 Los terremotos de 1751 y 1773 afectaron tanto sus estructuras que, finalmente, dejó de ser la sede de la universidad en 1777.


Pese a ello, continuó mostrando intensa actividad, a pesar del traslado de la ciudad al Valle de la Ermita.

 Sus amplias instalaciones fueron utilizadas como escuela para niños, templo parroquial y para diversas exposiciones.

Su arquitectura, rica en detalles visibles incluso en sus techos arqueados, consiste en una serie de aulas repartidas en cuatro corredores que se disponen alrededor de un patio central con su respectiva fuente.

 Los arcos de los corredores le dan gran vistosidad a las columnas. En este caso son más simétricas que el resto de construcciones de columnas circulares.

La construcción en sí es una expresión de arte y en sus salones exhibe una extensa colección de arte de los siglos XVI al XVIII. Entre dichas piezas se encuentran pinturas de gran tamaño excediendo los dos metros de ancho.

En sus salones se exponen alrededor de 133 obras, entre esculturas, pinturas, muebles, así como una gran variedad de obras de imaginería colonial muy bien preservadas e incluso un carruaje funerario de la época colonial en uno de los pasillos.

El museo que cuenta con el apoyo de la UNESCO, fue fundado como tal en 1936, habilitando cuatro salas al público y luego tres adicionales.

Ruinas de Candelaria

Las ruinas de esta iglesia son de las más lejanas del centro de La Antigua, unas 12 calles, a poco más de un kilómetro hacia el noreste.

También son de las que más daños muestran en su estructura.

La fachada se encuentra en completa ruina quedando solamente la torre izquierda a duras penas en pie. Su construcción data alrededor de 1548, siendo concebido como ermita.

Un dato curioso es que pese a la tradición religiosa las misas se impartían en lengua indígena.


El terremoto de 1717 la dañó considerablemente y en 1751 otro terremoto la dejaría en ruinas. Un nuevo temblor en 1773 terminó por rematarla.

Estas ruinas están cerradas al público y se hallan rodeadas de residencias.

Curiosamente, delante se encuentra un campo de fútbol y cancha de baloncesto.

Pese a su estado en ruinas vale la pena visitarla, sus muros derribados dejan ver el interior sin problemas. Aún así con los daños, la fachada da una buena idea de la belleza que ostentaba.

 Iglesia - Hospital de San Pedro.
 Se encuentra a dos calles del Parque Central en la esquina de la 6ª Calle Oriente y la 3ª Avenida Sur frente al Parque y Tanque de La Unión. 

  El campanario se sitúa en la parte alta al centro caracterizándose por su tradicional color amarillo, como el de La Merced y el del Tanque de la Unión, estando bien iluminada por las noches.

 Consiste en una Iglesia y Hospital con ambas entradas al frente, compartiendo el atrio en la esquina de la calle.

 Esta iglesia fue construida en 1654 por José de Porres, con el fin inicial de dar asistencia médica a los miembros de la iglesia, su fachada encara en ángulo recto a la entrada del hospital.

Nueve años después de finalizada su construcción comenzó a recibir a los primeros enfermos.

 Su nombre está ligado al Santo Hermano Pedro, quien pudo ver cómo se convertía en realidad su deseo.


 Se caracteriza por sus detalles, atrio pequeño y el barandal enrejado de su parte superior.

 Es una de las pocas excepciones del resto de iglesias:

No posee imágenes en su fachada aunque sí tiene cuatro espacios previstos para ello, dos en cada lado.

 La entrada del hospital sí cuenta con imágenes y detalles adicionales.

La fachada es tradicional con frente alto y laterales menores que no contienen los campanarios como otros templos de la región.


 Sus detalles y estilo la constituyen como un ejemplo de arte barroco en la ciudad. En su lateral de la 3ª Avenida Sur, cuenta con una entrada provista de una sobria puerta de madera.

 Las columnas que la acompañan, así como las de la parte superior, cuentan con detalles circulares de tipo salomónico.
La construcción sufrió los daños que ocasionaron los diferentes terremotos y que afectaron a todas las construcciones de la época.

 Sin embargo, los repetidos trabajos de restauración permitieron que el templo continuara en pleno uso para las labores eclesiásticas y atención de los fieles, celebrándose así, cada domingo, la misa.

 Antes que nada, pedir disculpas por poner el logo, espero no molestar a nadie por ello, caso contrario, agradeceré me lo comuniquen y procederé a su retirada.

 El horario de visitas es :
 Martes a Viernes de 9h a 16h.
Sábados y Domingos de 10 a 16h.

El precio de la entrada es de Q 30 para extranjeros y de Q 5 para visitantes nacionales.
Los niños menores de 10 años entran gratis.
Aquí pongo el enlace para ampliar la información del museo
http://museosantiagodeloscaballerosantigua.com/?page_id=91

Se encuentra junto al Museo del Libro Antiguo en el Palacio de Ayuntamiento, frente al Parque Central, hacia el norte, en la 4ª Calle Oriente.

 En 1851 se realizaron modificaciones importantes en la estructura de la edificación original y se colocó un reloj en la torre.

 Sus orígenes como museo se remontan al 2 de enero de 1956. El espacio fue utilizado como prisión desde la época colonial hasta 1955 y constituye una buena parte del Palacio de Ayuntamiento.

 Cuenta con colecciones de escultura, cerámica,escudos heráldicos, de herrería y muebles.

 Cañones, espadas y mosquetes deteriorados por el paso de los años, forman parte de la colección de armas y permiten percibir la solidez y peso del equipo de guerra antiguo.
 Habiendo sido una antigua prisión, cuenta con celdas que sorprenden a muchos por sus marcas en las paredes.

En una, quizás la más visitada, se relata la historia de La Tatuana quien, encarcelada por presunta brujería y deshonestos negocios escapó gracias a un barquito dibujado con carbón en la pared de su celda.

Iglesia - colegio de la Compañía de Jesús.

El complejo de la Compañía de Jesús se encuentra a tan solo una calle del Parque Central hacia el oeste rumbo a la Alameda de Santa Lucía.

Se trata de un conjunto de iglesia y colegio cuya construcción comenzó con el área destinada a la educación, siendo fundado en 1561. Se finalizó la obra en 1582.

 Albergó a un grupo reducido de religiosos caracterizados por su alto nivel intelectual. Todos se dedicaban a la formación docente y entre ellos se encontraba el ilustre Rafael Landívar.


 La iglesia fue construida más tarde y terminada en 1626, cuarenta y cuatro años después.

 Su administración estaba a cargo de la Orden Jesuita, quienes fueron expulsados en 1767 por Orden Real quedando el edificio completamente vacío.

 Las magníficas estructuras de la iglesia y parte del colegio fueron destruidas durante el terremoto de Santa Marta en 1773.

Como varios de los templos de La Antigua, éste quedó en ruinas debido a los diferentes terremotos que afectaron la ciudad colonial.





Más adelante fue utilizado como mercado hasta 1976, cuando aconteció otro terremoto.

 Tiempo después se convirtió en sede de un mercado de artesanías.
En 1995 se hizo un acuerdo con la Agencia Española de Cooperación Internacional, conocida en Guatemala como Cooperación Española, para restaurar el complejo como Centro de Formación Profesional.

Desde entonces los trabajos para rehabilitar las instalaciones han sido evidentes mostrando una decoración interior admirable.

 La Iglesia de la Compañía de Jesús posee uno de los atrios más amplios de La Antigua Guatemala.


Museo del Libro Antiguo

Debido a que la luz deteriora el papel antiguo los ejemplares son resguardados en lugares poco iluminados, por eso se prohibe tomar fotografías con o sin flash.

Horario: Martes a viernes de 9:00 a 16:00 h.
Sábados y domingos de 9:00 a 12:00 h y de 14:00 a 17:30.
 Los estudiantes con uniforme entran gratis.

Situado en el Palacio del Ayuntamiento frente al Parque Central, precisamente donde estuvo la Primera Imprenta del Reino de Guatemala en1660.
 
  El museo fue fundado por David Vela y Rigoberto Bran Azmitia el 16 de marzo de 1956.
  Ambos fundadores realizaron grandes esfuerzos por preservar estos tesoros impresos.

Este museo es considerado como entidad única en su tipo en toda América Latina y cuenta con tres salas de exhibiciones :

En la primera sala, encontramos la Sala de Introducción de la Imprenta en Guatemala, en ella puede apreciarse una breve reseña de los impresos de Gutemberg.

  También contiene ejemplares reproducidos en las primeras imprentas de Guatemala y réplicas de los equipos originales en madera, así como la obra Explicatio Apologética , la cual se constituye como el primer libro impreso en Guatemala.
La segunda sala, expone la técnica del grabado, tanto el realizado en madera, técnica llamada xilografía, como la que utilizaba piedra, denominada litografía.
La última sala, la Sala del Papel Jaspeado, exhibe libros decorados con la técnica del jaspe. Ésta consiste en dar una apariencia especial de textura y matices en la superficie.







 Museo del Jade

El jade tenía un especial valor para los mayas, un valor que trascendía a lo místico religioso, más que el oro.
No todos los museos que encontramos en La Antigua son de carácter histórico colonial.

 El museo del Jade abre sus puertas en 1974 para mostrar piezas de colección únicas, así como réplicas de arte maya creadas por expertos artesanos.

La llegada de los españoles y su encuentro con los nativos del nuevo mundo, deja una huella en la historia con el color del jade, poniendo en claro su valor más allá de cualquier joya.

 Los Mayas, como excelentes observadores de su entorno, se dieron cuenta que todo a su alrededor moría o cambiaba, desde la vida en la naturaleza hasta la roca misma.

 Sin embargo, el jade como tal permanecía inmutable lo cual no es de extrañar pues su dureza es cercana a la del diamante.

Por ende, fue asociado de inmediato con el inestimable concepto de la inmortalidad.

 El jade verde, encontrado en la región, representaba para ellos el verde de la naturaleza que renacía constantemente.


 En 1521 Hernán Cortés llegó al territorio en búsqueda de oro.

 Los nativos, que esperaban la llegada de los dioses, por error, al ver los cabellos castaños de los recién llegados, los creyeron enviados de las divinidades.

Tal hecho fue una grata sorpresa para Hernán Cortés, quien al encontrarse con Moctezuma. Éste le entregó algo más valioso que el oro: dos cuentas de brillante jade imperial. 

"No le entregues esto a nadie más que a tu rey, cada una de las piezas vale más que dos cargas de oro", le dijo Moctezuma.


 El navío fue atacado por piratas franceses de regreso a Europa y nunca se supo el paradero de estas  piezas de valor incalculable.

Existen distintos tipos de jade: la nefrita y la jadeíta. Esta última, por sus propiedades y dureza, es más valiosa y además la más abundante en Guatemala.

 Los colores varían debido a la exposición a otros minerales durante su formación, siendo el más preciado el jade imperial.

 Este es verde claro, muy sólido, pero con una agradable apariencia traslúcida a la luz.


El Museo del Jade nos permite ver a los artesanos trabajar las piedras y convertirlas en joyas únicas de colección.
Cuenta con una sala de conferencias en la cual se dan charlas acerca de esta piedra, su valor y su historia desde los tiempos precolombinos.

  No importa el número de personas que integren el grupo, no hay un requisito mínimo para disfrutar charlas gratuitas.

 De igual manera cuenta con una galería de joyas donde se aprecia el ingenio de los creadores, quienes realizan en cuestión de semanas, el trabajo que antiguamente requería años, e incluso generaciones completas para finalizarlo.
También dispone de una tienda donde podemos adquirir las piezas allí expuestas o, si es de nuestro gusto, solicitar un diseño que nosotros deseemos y que, con llevar el dibujo, nos realizaran.


La Iglesia de Santa Lucía.

 Se encuentra a unas seis calles del Parque Central de La Antigua, al final de la Alameda de Santa Lucía en dirección a Ciudad Vieja, es decir, en el extremo contrario a las ruinas de San Jerónimo.

Fue uno de los primeros templos de la región.

Se construyó en 1542, 18 años después de la caída de la última ciudad maya, Iximché.


Convento e Iglesia Betlehemita.

  Esta iglesia se encuentra en la Calle del Santo Hermano Pedro al inicio del casco urbano, a unas nueve calles al suroeste del Parque Central. 

 El Santo Hermano Pedro quiso vivir el espíritu de esa fraternidad siendo Terciario franciscano, o sea, viviendo como seglar, sin entrar en un convento.

 Pero al final de su vida instituyó, con sus compañeros religiosos, la Orden Bethlemita, la primera orden hospitalaria en América latina.

  Este convento fue fundado en 1666 y prestaba atención a los enfermos.

 Pronto se contó con un hospital para realizar estas funciones. En 1860 aproximadamente, el convento fue ocupado por monjes capuchinos. 

Es uno de los templos más ricamente decorados, la iglesia se cubre de color, detalles y posee aún la imaginería propia de su fachada.

La parte alta central muestra imágenes del Niño Dios rodeado en adoración.







Al frente del templo se encuentra un parque con bancos y una imagen del Hermano Pedro, quien vivía precisamente en esa calle.

 Es un excelente punto para el descanso, contemplación o lectura. El templo se mantiene en pie hasta la fecha y se realizan obras de restauración para su cuidado. 


Iglesia de Nuestra Señora del Carmen

Se encuentra en la 3ª Avenida Norte entre las calles 2ª y 3ª.

 En este punto, la avenida es de un ancho mayor al que normalmente poseen las calles y avenidas de La Antigua Guatemala, lo que nos facilitará  una vista más completa de la fachada.


Se trata de las ruinas con una fachada única en toda la ciudad colonial de La Antigua.

 Esa magnificencia exterior, de bien seguro, debió de corresponderse con la armónica finura del interior.

 Aunque, lamentablemente, en este como en otros casos, los terremotos de 1773 dificultan el estudio de los retablos.

 Fue fundada por la congregación de Nuestra Señora del Carmen, cuando el obispo don Agustín de Ugarte y Saravia, instituyó la Cofradía del Santo Escapulario de Nuestra Señora del Carmen.

 Los permisos correspondientes fueron otorgados en 1638. En 1651, esas instalaciones fueron destruidas por los sismos ocurridos ese mismo año.

 En 1686, se edificaria una nueva Iglesia. El templo original no contaba con acabados tan minuciosos como los que se edificaron después del terremoto de 1717.

 Dicha construcción data de 1728 y también fue castigada por los seísmos de 1773.


Sin embargo, en ella destaca la fachada con sus columnas ornamentadas mediante filigranas de estuco que se mantiene hasta nuestros días.

 El frontispicio de esta Iglesia nos permite imaginar la majestuosidad con que fue construida. 
Tenía dos niveles en los que aún pueden observarse un total de veinticuatro columnas, doce por cada nivel. 

En cada nivel había dos torres de seis columnas cada una, las cuales estaban agrupadas por pares y descansaban sobre un podio, la superficie del cual está tratada como un panel que seguramente se decoró con estuco.


  Esas columnas, cuyo orden es poco común, se encontraban también talladas en estuco con finos atauriques en espiral, es decir, decoraciones de formas geométricas y patrones que imitan follaje (ramas, hojas y flores).

 El mismo tallado estaba en la parte frontal de la nave central, en la que aún pueden observarse adornos con diseños de hojas de acanto y palmas, cada grupo, separado por rosetas.

 En la edificación se utilizaron ladrillos también revestidos del mismo estuco.
 Actualmente las columnas que correspondían al primer nivel ya no tienen el mencionado tallado.

A diferencia de otras edificaciones religiosas de la época colonial, en la fachada de esta Iglesia no se colocaron imágenes.


  Únicamente había, en la amplia hornacina central, una efigie de Nuestra Señora del Carmen, que fue derribada por el terremoto del 4 de febrero de 1976.

Esas ruinas están cerradas al público.
 En la actualidad, las ruinas de dicho convento se encuentran totalmente reacondicionadas para el funcionamiento y actividad del Mercado de artesanías El Carmen.

Un mercado que recomiendo visitar por su originalidad, ya que en él, como en todos los diferentes mercados que abren sus puertas al visitante, podremos encontrar todo tipo de objetos, telas, cueros, maderas talladas, joyas...




 Ruinas de la Iglesia de San José el Viejo.

Las encontraremos entre la 5ª Avenida Sur y 8ª Calle Poniente. Sus ruinas se rodean de un silencio y paz privilegiados, ya que esta parte de la ciudad no es tan transitada como otros sectores de La Antigua.
Su fachada es tradicional, de frente alto entre dos torres gemelas que sostienen a los campanarios.

Posee columnas con detalles circulares, mas no en espiral como las columnas salomónicas.

 Sus retablos fueron minuciosos y de gran valor artístico.

 Se pretendía que su mayor atractivo recayera en la belleza de su imaginería, por eso San José, elaborado por Alonso de Paz, era una verdadera obra de arte.

Su historia se inicia en 1740, cuando se contó con un permiso municipal para comenzar su construcción.

 Dos años después Felipe V, ordenaría su clausura, puesto que había sido erigido sin completar los permisos requeridos, incluso procedió a multar a las autoridades involucradas que habían dado su visto bueno.
Sería inagurada en febrero de 1762.
 Esto fue posible una vez completado los procesos que llegaron hasta la Real Audiencia para corregir las sanciones, desgraciadamente, encuentra su fin tras los seísmos de 1773.

 Las monjas carmelitas usaran posteriormente sus espacios para trabajar las pieles, lo cual no era ni la sombra de la finalidad inicial de la construcción.

Tampoco fue el último uso poco noble que se le dio a la edificación.

Sus estructuras quedaron en ruinas y en 1990 se iniciaron los trabajos de restauración para devolverle la magestuosidad del antiguo templo que inicialmente fue.

Ermita del Santo Calvario.

En 1618, la Hermandad de la Tercera Orden de Penitencia de San Francisco decidió tener iglesia propia.

Para ello, el 19 de noviembre, adquirió un solar para construir un Calvario a 1322 pasos del Templo de San Francisco que, según dice la tradición franciscana, son los pasos recorridos por Jesús en su Vía Crucis entre el Pretorio y el Monte Calvario.

 La construcción de El Calvario fue lenta por la falta de recursos económicos. 



 En el año 1652, los religiosos, entre ellos el Hermano Pedro, recolectaron materiales y recaudaron limosnas para continuar la construcción, así lograron finalizarla en 1655.

En 1717, un terremoto causó daños considerables en la construcción.

 Tras paliar los efectos de dicho seísmo, la ermita fue reconstruida e inaugurada nuevamente el 11 de febrero de 1720, gracias al celo, las energías y la ayuda financiera del Presidente de la Real Audiencia, Gobernador y Capitán General don Francisco Rodríguez de Rivas

 Asimismo, en esa calle se colocaron las Estaciones del Vía Crucis, siendo señaladas inicialmente con pequeñas cruces, luego con mantas.



  Finalmente se procedió a la construcción de capillas, llamándose en aquella época a la vía, Calle de la Amargura, ahora llamada, Calle de los Pasos. 

 La Ermita del Santo Calvario sufrió daños considerables por el terremoto de 1773.

Entre los daños sufridos, la ermita quedó desplomada y cuarteada, amenazando ruina.

 Con los nuevos temblores de diciembre, cayó parte de la media naranja que estaba en el patio de la crucifixión; también sufrió grandes daños en la clave del arco del camarín nuevo.



  Se derrumbó el pasadizo al púlpito y se hicieron varias grietas horizontales, cayendo la anteportada, el campanario, una bóveda, y gran pedazo de su arco.
 
Con la presencia y animación del Hermano Pedro, El Calvario se transformó en un centro de espiritualidad y devoción popular, especialmente hacia María.

Desde un punto de vista arquitectónico, el esquema manierista sigue aquí cauces de originalidad por lo que se distingue en la estructura el triple pórtico, con tres espadañas que lo rematan. 

La capilla de portada abocinada se alza tras un pequeño atrio, siguiendo el patrón mexicano.  



 En el interior del templo podemos apreciar los cuadros de artistas como Antonio de Montúfar y Tomás Merlo figuran entre los autores que dieron brillo a sus paredes.
 
La imagen de Cristo Crucificado se encuentra en el Altar Mayor y fue tallada en 1657. Es conocida como el Cristo Crucificado del Hermano Pedro.

En el interior de esa imagen fueron encontrados dos documentos que evidencian la fecha en que se terminó la talla de la misma y el nombre de su autor.

Los documentos originales se encuentran en el Consejo Nacional para la Protección de la Antigua Guatemala.


 Una copia de dichos documentos se encuentran expuesta en la Ermita del Santo Calvario.
 

En el jardín de esta Ermita se encuentra un árbol de Esquisúchil sembrado por el Hermano Pedro el 19 de marzo de 1657.
Actualmente, es un frondoso árbol que aún continúa floreciendo tres veces en el año al que se conoce como el Árbol del Hermano Pedro.
Este Árbol fue sembrado en el mismo año en que se concluyó el tallado de la imagen conocida como el Cristo Crucificado del Hermano Pedro.

En la Calle de los Pasos se encuentran las capillas que representan de la II a la VIII Estaciones del Via Crucis.

 Conservan en su interior pinturas, realizadas en la época colonial, representando cada una de ellas la Pasión de Jesús.

 En la actualidad, esa calle llega hasta el inicio de la Alameda del Calvario, en donde se encuentran las capillas que representan la IX y la X Estaciones del Via Crucis.

  Para preservar las valiosas pinturas, estas capillas permanecen cerradas todo el año, excepto en Semana Santa, el Viernes Santo, cuando se celebra Via Crucis Eucarístico.

Museo del Traje Indígena, Casa del Tejido.

http://www.museoscentroamericanos.net/guatemala_museos/museo_ixchel/traje_indigena.htm

Dejo aquí este enlace donde podreis ampliar la información respecto a los museos de Guatemala.

El museo del traje indígena y el tejido de La Antigua abre sus puertas a pocos pasos de las Ruinas del Convento de San Jerónimo, siendo una excelente elección para conocer los diferentes trajes indígenas de Guatemala.

Tiene pequeñas secciones en las cuales se exponen trajes típicos en peculiares maniquís, con un concepto interesante: en grupo familiar.

 Es decir, podrá observar el traje típico en la representación de una familia: padres e hijos realizando tareas cotidianas, una forma agradable de mostrarlos en vez de exhibirlos en cuadros o vitrinas.

 Unas fichas técnicas informativas describen la región a la que pertenece cada traje, su significado y el idioma propio de quienes lo usan.

Dispone de varias salas en las cuales se muestra de manera llamativa una amplia variedad de telas y tejidos. Desde camisas, pantalones, bufandas, centros de mesa y piezas decorativas.
Se observa en la parte posterior del museo cómo a base de hilos, una tejedora  con el telar típico de cintura, va creando diseños originales sobre la tela.

 La colección mas importante y destacada está formada por piezas de la vestimenta y varios tejidos de carácter utilitario y ceremonial utilizados por la población indígena de Guatemala desde en el siglo XIX hasta en la actualidad.

 Aunque puedemos adquirir telas y recuerdos en el mercado de artesanías, del que luego hablaremos, el Museo del Traje Indígena, Casa del Tejido, nos brinda una buena alternativa.
Tanto su identidad étnica como sus variantes municipales o regionales, son testimonios de un gran valor histórico, etnográfico, técnico y artístico.

 Sus orígenes se remontan a la era prehispánica y son provenientes de una importante expresión de la cultura maya en continua transformación.

Las piezas provienen de 156 comunidades, que comprenden 126 municipios y 30 aldeas, situados en 17 departamentos de la Región del Altiplano guatemalteco.

mercado artesanal


 El mercado artesanal.

Visible desde la Alameda de Santa Lucía, al final de ella, cercano al Monumento a Rafael Landívar, entre las calles 3ª y 4ª Poniente, junto a la misma calle que la estación de autobuses, encontraremos el mercado artesanal.

Dicho mercado está formado por infinidad de puestos cubiertos, en los que podremos encontrarnos en un mar de formas y colores que impresionan a los ojos del visitante.

 En el podremos pasear y comprar, al mismo tiempo que observamos y nos adentramos un poco más en las vidas de sus gentes.

 Esculturas, juguetes, telas, ropas de todas clases, accesorios, ornamentos como pulseras, collares y artículos de piel.

Todos ellos se muestran ante nuestros ojos en un océano de alegres y vistosos colores propios de la cultura indígena.



 También recomiendo visitar el mercado central.

Está  situado entre la 6ª Avenida Sur y 4ª Avenida y así como la 5ª y 4ª calle Poniente, a una calle de la Plaza Mayor, en la misma calle que la estación de autobuses.

  Se encuentra abierto todo el año.

En el tenemos una especie de mercadillo, al que acuden a comprar los lugareños, donde encontraremos desde ropa, zapatos, enseres diversos..frutas y verduras a buen precio.

Todavía recuerdo haber comprado tres piñas por Q10, es decir, un euro en aquellos momentos.
 Un dato muy importante a tener en cuenta, en Guatemala no se compra por kilos, sino por libras.

mercado central de frutas y verduras

  Y finalmente, podemos visitar, el centro del mercado.

 Se trata de una edificación con diversas entradas, y entorno a la cual  se monta el mercadillo, siendo en esta edificación donde veremos y podremos adquirir a muy buen precio carnes, pescados y otros puestos de frutas y verduras.
lateral del mercado




En lo referente a la comida, tenemos restaurantes en los que podemos encontrar todo tipo de cocina, tanto la propia del país, como la europea.

Recomiendo que por lo menos una vez comamos de la forma tradicional del país, a saber:
Tortillas de maíz, frijoles volteados, pollo.

Ejemplo:

Desayuno: queso de capas, frijoles, platanitos, huevos tortillas y atol.

Comida: sopa y o ensalada, tortillas, pollo, o carne de res, frijoles volteados.

Desayuno

 En los alrededores, no muy lejos del núcleo urbano, tenemos varios lugares interesantes como :




 
Ciudad Vieja

  Para llegar tomaremos la calle al final de la Alameda de Santa Lucía o al final de la 9ª Calle Poniente. De hecho, los autobuses que van rumbo a la capital hacen su primera parada en ella.

La encontramos a tan sólo cuatro kilómetros al sur de La Antigua. Este lugar, rico en historia, fue la capital del reino durante 14 años, desde 1527 a 1541. 

El lugar sufrió graves estragos debido a las inundaciones provenientes del Volcán Agua.

 

San Pedro las Huertas 

 Para llegar tomaremos la Calle de los Pasos hasta el final, luego se sigue el mismo camino hacia Santa María de Jesús, desviándonos por un cruce hacia la derecha.

Es un lugar tranquilo y cuenta con una plaza donde podemos encontrar puestos de venta de comida popular.
 Su iglesia es su mayor atractivo arquitectónico. Posee columnas con finos aires salomónicos y constituye un verdadero espectáculo para el visitante. 

Cuenta con un solo campanario ubicado en su torre izquierda y los trabajos de restauración hacen que las imágenes de su fachada se muestren completas.

San Felipe de Jesús

  Para llegar tomaremos la Calle de los Carpinteros y luego el cruce hacia San Felipe a la altura de la Calle de la Inquisición, que es la 6ª Avenida Norte.

Se constituye como uno de los destinos más visitados alrededor de La Antigua. 

Su ambiente familiar, cuenta con variedad de restaurantes con especialidades típicas muy recomendables, venta de artesanías, la iglesia y una plaza donde puede adquirirse una diversidad de artículos. 

 La iglesia de San Felipe es el punto focal del lugar. 

Bajo su techo alberga a la imagen de El Señor Sepultado, se cree que tambien es obra del escultor Quirio Cataño, autor del Cristo Negro de Esquipulas.


Volcanes Acatenango y Fuego

Estos dos volcanes están unidos por un camellón llamado La Horqueta.

El Acatenango es el tercer volcán más alto de Guatemala.

 El de Fuego es uno de los tres volcanes activos del país junto al Pacaya y Santiaguito.

 La dificultad de ascenso de ambos no es apta para quienes no esten en buena forma y no practiquen deporte.

Pese a ello, si podemos subir, el premio vale la pena ya que Acatenango ofrece una vista impresionante que permite ver la línea de la costa, muy buena parte del mar, capital y hasta el lago de Atitlán con sus volcanes.

Desde la cima del Acatenango, podremos ver las explosiones del volcán de Fuego sin mayor peligro. 
Es posible subir ambos. 

El de Fuego, podremos acceder a él por medio de la unión con su hermano Acatenango, aunque no es posible alcanzar su cima por la actividad volcánica que presenta.

  Dicha actividad suele incrementarse, curiosamente, en diciembre y enero de cada año.

 Se recomienda llevar un guía para realizar estas ascensiones, pues existe el riesgo de perderse, siendo el riesgo mayor, si se asciende el Volcán de Fuego.
 
Bien disfrutad de La Antigua, es un descubrimiento que vale la pena.

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